Ferries a Islandia

Islandia: Visita el país después de tu travesía en ferry

Lo primero que hay que ver en Islandia es, por supuesto, la pura naturaleza. Los paisajes son espectaculares y a menudo se les denomina "lunares". Géiseres, glaciares, cascadas y fuentes termales son las principales atracciones naturales. El Parque Nacional de Thingvellir es una visita obligada, ya que aquí se unen las placas tectónicas americana y euroasiática. También puedes visitar el famoso géiser Strokkur, que escupe agua cada pocos minutos.

Luego está la ciudad de Reikiavik, la capital islandesa. Aunque pequeña, está llena de lugares de interés cultural, como la Hallgrimskirkja, una moderna e impresionante iglesia con una impresionante vista de la ciudad. La ciudad alberga también interesantes museos, como el Museo Nacional de Islandia y el Museo de Arte Contemporáneo.

Para desplazarse por Islandia, hay varias opciones. Viajar en autobús es cómodo y asequible, y también hay excursiones organizadas en autobús a las principales atracciones. Sin embargo, la mayoría de los visitantes optan por alquilar un coche para explorar el país a su propio ritmo. Las carreteras islandesas pueden estar llenas de baches, por lo que suele recomendarse un coche todoterreno.

Islandia: ¿Cuál es la mejor época para viajar?

Si buscas temperaturas más cálidas y días soleados, la mejor época para visitar Islandia es el verano, de junio a agosto. Las temperaturas medias durante este periodo oscilan entre los 10 y los 15 grados centígrados, y algunos días alcanzan los 20 grados. Los días también son muy largos, incluso interminables en algunas regiones, lo que te permite aprovechar al máximo los magníficos paisajes de Islandia. También es la estación ideal para realizar actividades al aire libre, como senderismo, trekking y avistamiento de ballenas.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el verano es también la temporada turística más concurrida de Islandia. Los lugares populares pueden estar muy concurridos, y el alojamiento puede ser más caro. Si prefieres evitar las multitudes, puedes optar por la primavera (abril y mayo) o el otoño (septiembre y octubre), cuando el tiempo es más fresco y hay menos turistas.